Curiosamente durante los últimos días he caído en algún que otro libro blanco, unos interesantes documentos que resumen el estado del arte de alguna cuestión de gran interés público, y que permite trazar una política a largo plazo para atajar un problema.
Y precisamente uno de estos temas que ha venido apareciendo periódicamente en las reuniones con diferentes compañeros es el transporte, es decir, el coste asociado a la necesidad de transportarnos para realizar determinadas tareas.
Precisamente el Ministerio de Fomento ofrecía un libro blanco del transporte, en el que fijaba algunos objetivos de cara al año 2010, y en el que se trataban algunos conceptos que a todos nos resultarán comunes, como las víctimas en carretera o las sanciones.
Y curiosamente en el índice que cubre los capítulos que se distribuyen en las 139 páginas que componen el documento no se hace ni una sola mención a la posibilidad de reducir la necesidad de transportar, ya sea cosas o personas.
Cuando hablamos de reciclar nos cuesta entender que este es el último paso tras llevar a cabo las dos primeras R's: reducir y reutilizar. Es decir, antes de reciclar una bolsa podré reutilizarla para otra tarea, e incluso puedo reducir mi consumo de bolsas si gestiono eficientemente esta necesidad.
Y de igual forma antes de profundizar en complejas soluciones para abordar las crecientes necesidades de transporte con nuevas carreteras, ferrocarriles, vías aéreas, etc. deberíamos considerar la posibilidad de reducir nuestras necesidades de transporte.
Más aún en estos días en los que la sociedad de la información nos brinda una excelente oportunidad para teletrabajar. Lo que unido al consumo de productos locales supondría un gran alivio para las sufridas vías de transporte.
En resumen, de las tres famosas R's la primera es reducir, la segunda reutilizar y la tercera reciclar.
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