Durante la semana santa he tenido la oportunidad de meditar sobre un sencillo habito que puede mejorar la calidad de vida de todos los habitantes del planeta.
Seguro que todos hemos oido hablar del famoso bloque de bolsas de plástico que navega por el océano Pacífico con una extensión similar a la de España. Esta basura proviene de las bolsas que usamos a diario para realizar cualquier tipo de compra.
De primeras se me ocurren dos sencillas soluciones, en primer lugar, el reciclaje de dichas bolsas de plástico, de forma que cada vez que usemos una bolsa esta termine en el contenedor amarillo que inicia el proceso de reciclaje para que dicha bolsa pueda ser empleada en la fabricación de nuevas bolsas.
Y en segundo lugar, una solución aún mejor, es la reutilización de dichas bolsas. Es decir, si en lugar de tirarlas tras su uso nos concienciamos para reutilizar la misma bolsa, por ejemplo, cada vez que vamos a comprar el pan, con este sencillo gesto estaremos evitando la fabricación de millones de bolsas de plástico.
Se trata de un sencillo consejo que podemos poner en práctica y convertir en un hábito de vida muy saludable. Para ello existen trucos como tener una bolsa específica para cada tarea, por ejemplo, la compra del pan. O el uso de bolsas especiales, con algún dibujo que nos guste y que asociemos a la acción concreta donde utilizamos dicha bolsa.
Ahora queda la parte más importante, que es la difusión de la idea. Es decir, además de poner en práctica este sencillo consejo, haz un esfuerzo más y trata de difundir esta idea entre tus familiares, amigos o compañeros de trabajo. Y si tienes un blog no dudes en escribir una breve nota sobre el tema. No te costará nada.
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